Nico siempre me dice que por qué los mayores nos hacemos aburridos, por qué ya no jugamos. Y realmente tiene toda la razón. Una de las maravillas de ser niño es esa capacidad para jugar, para moverse, para no cansarse nunca de imaginar lo siguiente. Personalmente me encanta y a veces intento sumarme a esto y ganar puntos y por ejemplo me compré un monopatín (de los de palo) para poder ir con Nico mano a mano. Me di cuenta…
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