Todavía tenemos resaca emocional del maravilloso fin de semana que tuvimos en Logroño hace un par de semanas. 48 horas aprovechadas al máximo y preparadas con todo el mimo por el Ayuntamiento de Logroño, Zarándula y El Balcón de Mateo para que viéramos todo lo que la ciudad tiene que ofrecer para una escapada con niñ@s, y ya os adelanto, que es mucho. Compartimos esta experiencia con Baby Tribu, Mamá tiene un Plan, Caracoles Nómadas, Con peques en Zaragoza y Gabarroia, familias encantadoras con quienes tuvimos muy buena sintonía.
Llegamos el viernes por la tarde, justo a tiempo para la visita narrada por la ciudad. Para que os hagáis una idea, Nico todavía me dijo ayer que nunca olvidaría esa visita por la ciudad. Tan divertida, tan geniales los actores, con un guión que se entiende y con un ritmo genial. Se pasea Logroño de la mano de dos personajes del siglo XIX. ¡Qué risa pasamos!. Y para terminar una cata en el Espacio Lagares, unos lagares del SXVII donde se hacía vino y aceite. Totalmente recomendable si vas a Logroño. (Toda la información y entradas en la Oficina de Turismo de Logroño).
El sábado amanecimos con muchas ganas de más, y nos tenían preparado un día completísisimo que empezó con una ruta-juego familiar, Mirar muy de cerca, que empieza en el Revellín: restos de la muralla y cubo artillero de la antigua fortificación de Logroño y un lugar emblemático de la ciudad. Paseamos por el camino de Santiago y hacemos parada en el Calado de San Gregorio. Los calados son las antiguas bodegas subterráneas que muchas casas tenían. Este de San Gregorio es del SXVI y es una maravilla. Jugamos a construir un calado con cajas de cartón, como el original, utilizando las piedras sin rejunteos. ¡Y lo conseguimos!.
Divertida fue la parte de encontrar mensajes por la calle, pegados en las tuberías, o en el suelo, teníamos que encontrarlos y leerlos en alto. Muy bonito.
Parada para conocer a Félix Barbero, el único artesano botero que queda en La Rioja y uno de los diez que quedan en España, es la quinta generación de boteros que empezaron en 1865. Nos contó que continuará la tradición su hija, pero que no es fácil. Realmente es un lujo poder ver a artesanos, que todavía trabajan como antes, luchando contra viento y marea y no dejando morir esta tradición. Por supuesto cuentan con muy pocas ayudas y eso hay que contarlo. Creo que a esta gente que hace que no muera un oficio habría que ayudarla mucho más de lo que se hace.
Y seguimos ruta hacia el Mercado San Blas para comprar los ingredientes que mañana cocinaremos en el campo. Chuletillas al sarmiento, patatas a la riojana… compramos todo lo necesario en los puestos, todos ellos con muchisisima personalidad y con gente encantadora. Porque creo que aún no lo he mencionado y debería haberlo hecho lo primero. ¡Cómo son los riojanos!. Qué gente tan amable, tan encantadora, tan simpática.
Llegó la hora de reponer fuerzas como solo en Logroño saben hacer. A lo grande. En Tondeluna de Francis Paniego. Un lugar con mucho encanto, con una decoración espectacular (no en balde está diseñado por Picado Blas, premio FAD a la mejor arquitectura de interior). El restaurante tiene un toque informal, mesas corridas, se come tapas, medias raciones y un brunch… ¡de morir! y doy fé de ello. Nos encantaron todas las propuestas de Tondeluna y si volvemos a Logroño desde luego sería uno de los lugares donde iría a tomar algo.
Y si, en Logroño las cosas se hacen así. Después del brunch en Tondeluna, rico rico y abundante, nos fuimos por la calle San Juan a tomar unos pinchitos. En cada bar una especialidad, y un ambiente. Recomendados Tastavin y su pincho de tataki de atún, García, más tradicional y su zapatilla tostada de jamón con tomate a la plancha o el Vinsissimo con sus rollitos de calabacín en tempura con jamón, o sus croquetas. A mi personalmente me encanta probar de todo y cambiar de sitio, es muy dinámico y aprovechas para probar pinchos variados, porque desde los más modernos a los más clásicos son todos espectaculares.
Después de comer apetece un helado y la heladería para no perderse en Logroño es Della Sera (la web merece la pena un paseo). Espectacular. Siguiendo la máxima de Fernando Sáenz, maestro heladero de “los helados son cocina” y teniendo en cuenta que es Premio Nacional de Gastronomía al mejor pastelero en 2016, os podéis imaginar la calidad y variedad de los helados. No son los clásicos, sino que tienen una historia detrás, desde un paseo por la ribera del Ebro, hasta una tarde de primavera bajo una higuera. Deliciosos, diferentes y únicos.
Estar en Logroño y no visitar unas bodegas no puede ser. Y me encantó visitarlas en familia, porque la elaboración del vino, todo el proceso es digno de ser visto y escuchado. Visitamos las Bodegas Franco-Españolas, unas bodegas situadas a orillas del río Ebro con 125 años de historia. Muy cómodas si estás en la ciudad para visitar por l@s niñ@s porque solo cruzando el famoso puente de hierro estarás en ellas y la visita merece la pena. Muy cuidadas, en el recorrido aprendimos mucho y nos quedamos fascinados con el mimo que se le pone.
Y después de este día tan completo no se puede uno ir de Logroño sin parar en la calle Laurel. Recomendados el Donosti, Torres Laurel, Divina Croqueta, Sebas, Soriano (de lo más clásico en Logroño, el champiñón del Soriano), Jamonero Pata Negra… Y es que no nos podíamos ir sin probar los pinchos de esta mítica calle. Mereció la pena.
No se acaba aquí, aún queda mucho Logroño porque el domingo nos esperaba una visita por la ribera del Ebro con Madreselva, educadores medioambientales que consiguen hacer una visita diferente, sentida, con alma donde l@s niñ@s disfrutaron de manera increible. Y tras el paseo rumbo a La Grajera, para ver la Granja con ovejas, cerdos, gallinas, conejos, patos, ocas y sus burritos. La entrada a la granja es libre y gratuito y me pareció un lugar fantástico para ir en familia a pasear el fin de semana y terminar haciendo un picnic en el area recreativa, con sus parrillas para las chuletillas al sarmiento, espacio de sobra para juegos, … un sitio ideal.
Más completo imposible, ¿verdad?. Lo que disfrutamos no lo sabe nadie. Una tierra que nos ha conquistado el corazón. Estamos deseando volver a pasar unos días y repetir experiencia. Y no podemos dejar de contarlo y recomendar Logroño para unos días en familia. Me encanta encontrar sitios donde incluyan a l@s niñ@s en sus programaciones. Personalmente lo valoro mucho porque me gusta descubrir los lugares junto con Nico, y aquí lo hemos hecho.
¡Feliz martes!!!!
3 Comentarios
ma petite tribu
22/05/2018 at 15:39Genial habeis estado en mi tierra!!! Me alegro mucho que os haya gustado.. Besos María
María
23/05/2018 at 12:28Y nosotros deseando que volváis, María. Encantadísima de haberos conocido a ti y a Nico. Muchos besos.
Miguel y María
Bogar Wines
06/03/2023 at 09:51Si visitas Logroño, has de acudir a alguna de sus famosas bodegas. Podrás observar como conservan el vino y realizar una cata. En la cata tendrás la posibilidad de probar diferentes tipos de vino, ya sea tinto, blanco o rosado. Cada uno de ellos tiene un color, sabor y aroma diferente.