Ayer os conté un primer post con planes con niños en Marrakech, o lo que nosotros hicimos que nos encantó. Hoy, otro poco de nuestra estancia allí, que se nos hizo corta.
1. En el barrio judío que ayer paseábamos dos imprescindibles para una primera visita a Marrakech, El Palacio de Bahía y las tumbas Saadíes.
2. Jardines Majorelle con su Museo Bereber. Está un poco alejado del centro, pero bien merece la visita para ver estos jardines espectaculares y los colores que no dejan indiferente. Estos jardines
3. Pasear por la Plaza Jammaa el Fnaa por la que es imposible no pasar a todas horas. Por el día una plaza con actividad, pero por la noche es la bomba. Se convierte en un espectáculo, lleno de juegos, música, puestos de comida, monos, serpientes, contadores de cuentos, y un largo etcétera. Visto desde cualquier terraza de alrededor es un espectáculo, siempre y cuando encuentres sitio. Hay que ir pronto para coger mesa antes de la puesta de sol. Nosotros nunca llegábamos porque siempre nos pillaba callejeando pero la vivimos a pie de calle, toda una aventura.
4. Callejear es una de las cosas más bonitas e interesantes para hacer en Marrakech. Callejear por los zocos, por las calles, por la Medina, por la Kasbah. Callejear y callejear, sin parar de callejear. Nosotros recorrimos absolutamente todos los zocos, de arriba a abajo, con todas sus diferencias. Los más al norte fueron nuestros favoritos, más caóticos, con cada artesano en su taller, con los restaurantes más sencillos pero con mucho encanto auténtico. Y como no, comprar, porque no te puedes ir sin comprar, y aunque íbamos con el firme proposito de no comprar mucho, no puedes irte sin llevarte algo, es imposible.
5. Charlar con la gente, mirar los puestos,intersarse por la artesanía. Comprar y regatear allí es toda una aventura, una aventura que a los niños les apasiona. Nico hizo una entrañable amistad esos dias con Abdel, al que pasaba a ver a diario y con el que jugaba a adivinanzas o juegos de destreza mental que Abdel le enseñaba. Fue un auténtico lujo para mi ver a aquel par siempre hablando. Abdel tiene una tienda de fósiles y minerales, y Nico se podría pasar horas rebuscando entre sus cosas. Todo un personaje al que Nico consideró su amigo en su estancia allí. Fundamentalmente porque Abdel jugó con él y le dedicó su tiempo. Hicieron buenas migas.
Pronto algún otro post, de las calles, el riad y un proyecto solidario que nos encantó conocer de primera mano.
Feliz jueves!
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