Ya ha pasado tiempo desde que acabé el reto de un año sin compras. Había escrito sobre él, conforme iba pasando pero no había hecho un post resumen y ahora, con el tiempo y la distancia, creo que puedo escribir un resumen de lo que supuso y de lo que aprendí con él.
Me parece intersante intentar hacer un resumen del antes, del durante y del después.
Antes.
¿Por qué? Buscaba conocer mis hábitos, detectar mis necesidades con respecto al consumo. Tomado como un experimento, no algo que se alargaría más de ese plazo pues si que entiendo que hay que consumir, pero quería ver qué pasaba al estar tanto tiempo sin hacerlo.
Antes consumía sin un plan, por impulso, por antojos o malos días, no tenia claro lo que necesitaba, solo tenía claro que quería comprar y quería tener.
Durante
Al principio me costó un poquito, por la costumbre de consumir irracionalmente, pero poco a poco, como si fuera una desintoxicación conseguí controlar el impulso. Ese impulso que es clave cuando hablamos de comprar. Tras unas semanas llegué a pasear por la calle o visitar webs sin sentir la necesidad de la compra. Y a día de hoy puedo hacerlo. Es como ese libro maravilloso que tanto me inspiró “a bunch of pretty things I did not buy”. Exacto. El mundo está lleno de cosas preciosas pero no tenemos por qué comprarlas.
Es por esto que aprendí a valorar lo que tengo y a utilizarlo. Un lema que sacamos de aquellos días y que se utiliza en casa como un mantra es USA LO QUE TIENES. Es algo bastante alucinante lo que puede llegar a pasar y el mundo que se puede llegar a abrir en tus propias narices. Me gusta muchisisimo la sensación de utilizar hasta que se pone viejita una prenda. O la sensación de acabar un bote de crema antes de comprar otra. De verdad que es relajante.
Porque no solo no compré durante un año sino que mi casa sufrió una limpieza brutal. Como si de magia se tratara no solo no necesitaba comprar sino que necesitaba sacar cosas de casa. Limpiar, limpiar. Y cuanto más tiraba, más tenía. Para poder disfrutar y utilizar lo que tienes hay que hacer selección. Es dificil hacer esto con los armarios llenos de cosas que se te caen encima al abrir. Aprendí a deshacerme de lo que no aportaba y quedarme con lo que sí. La base del minimalismo. La cantidad de bolsas y bolsas que salieron de mi casa en este tiempo (y aún a día de hoy), no se pueden calcular. Mi casa es otra y yo también.
Porque una de los mayores aprendizajes de este año fue sin duda, aprender a detectar necesidades. Fundamental. Organicé mi cabeza de forma que me muevo por necesidad y no por impulso. Me conozco mejor, se lo que necesito, se decir que no, y se que podemos vivir con muy poco. En mi caso vivo más tranquila.
Ese espacio que queda libre de no utilizar las compras como ansiolítico o para paliar un mal día, buscando en el consumismo sentirme mejor, lo utilizo para enfrentarme a ese mal día sola y conocerme mejor.
Aprendí a compartir ropa, a donar, descubrí la segunda mano, en este año de venta, luego ya de compra y descubrí otras vías de consumir también muy interesantes que ya forman parte de nuestra vida.
Y puedo asegurar que durante este año no necesité nada. Me sobraron cosas.
Después
Después de un año poniendo a prueba el poder del consumismo, conozco mis hábitos, compro de manera más racional, más pensado, basándome en la necesidad más que en el impulso.
Mi concepto de necesidad ha variado mucho, y me he dado cuenta que realmente no necesitamos mucho, que nos atiborramos de cosas que además luego hay que guardar, o llegado el caso deshacerse de ellas. No tiene ningún sentido.
Mis rutinas han cambiado, ahora compro más en pequeño comercio, local, made in spain. Poco pero bueno. Valoro más la calidad que la cantidad. Tanto en ropa, como en comida. Este año afectó también a mi forma de comer donde tenía un poco de descontrol como con la ropa, compraba más por impulsos en el super, sin mucho plan y con mucho “lo que te entra por los ojos”. Ahora he simplificado mucho, hago una cocina más sencilla, aprovecho lo que tengo.
No caigo en rebajas ni en black fridays, ni en reyes o fechas de mucho consumo. Pienso que cuando necesite algo llegará, y no me dejo envolver por estas fechas o por posibles chollos. Cuando lo necesito lo compro y no tiene que ser en esas fechas si no coincide.
Controlo mucho lo que entra en mi casa, porque luego tiene que salir. Solo quiero rodearme de cosas que me apasionen, que generen poco residuo cuando me deshaga de ellas. Por ejemplo, si tengo que comprar una escoba, busco la escoba que no genere residuo cuando la tenga que tirar. Y como la escoba, mil ejemplos. Mi meta es meter poco y seguir sacando hasta encontrar el equilibrio de mi casa.
En definitiva, soy mucho más consciente, la limpieza de la casa, de la mente, de las relaciones, la limpieza digital, … es ya un hábito.
Y como anécdota: me preguntaban que compraría en cuanto llegara el 1 de septiembre. Llegó el fin y no compré nada. Porque este año no fue un castigo sino un aprendizaje que además interioricé muy bien.
El año sin compras fue sin duda una desintoxicación, un salir de la rueda para verla desde fuera y decidir cuándo y cómo subir.
¿Repetiría? No me importaría para nada. Pero de momento estoy contenta con todo lo aprendido.
9 Comentarios
Mariam
15/01/2019 at 19:15Enhorabuena por esta vivencia y gracias por compartirlo!
Nueve meses y un día después
16/01/2019 at 07:06Me parece una experiencia muy interesante. Yo he reducido mucho mis compras con la maternidad. Ha sido por fuerza mayor pero también he aprendido un montón.
Mara
23/01/2019 at 12:49wow… me sale pregutnarte si es posible… y lo acabas de hacer!! mil gracias por la idea… y todo lo que me sugiere despues de leerte..
Esther
24/01/2019 at 13:54Es alucinante, yo solo hice el reto de un mes sin compras y me sirvió para detectar y aprender muchas cosas, un día de estos lo repito, ampliando el periodo de tiempo, aunque ahora mismo un año me parece mucho.
¡¡¡Seguimos creando nuevos hábitos!!! Semana 2. - Mara Esteban
28/01/2019 at 09:16[…] el mundo, y sobretodo para que os atrevais a probar algo distinto. A mi me soprendió mucho este post en Escarabajo, Bichos y Mariposas de María Cañal hablando de un año sin compras. Mi reaccción fue dudar de si se podría hacer, […]
Bea
01/02/2019 at 13:09Genial entrada y genial reflexión!
Hace unos meses me independicé y fue cuando me di cuenta que no necesitaba amueblar todo el comedor, todas las habitaciones, toda la cocina… Empezamos a vivir con lo justo (y muchas cosas prestadas como la vajilla que nos dio la abuela de mi pareja “que no usaba”, toallas sin estrenar de mi madre que tenía en un armario y tampoco usaba…) y la gente nos decía: “ya lo iréis amueblando cuando sepáis vuestro estilo”. Y lo hemos encontrado, ¡es el minimalismo! Y con ello nos empezamos a introducir en una vida más slow (como se dice ahora en la modernura), compramos en el mercado, compramos ropa sólo cuando la necesitamos e intentamos que sea “justa y sostenible”… y la verdad es que salir de la vorágine de compras compulsivas, sienta muy bien!! Y eso que yo era de las que tenían 50 bolsos, mil zapatos… Así que toda mi enhorabuena por el post y por contar tu experiencia para que sirva de inspiración a mucha gente!!
bea
14/06/2019 at 12:43Muchas gracias por la nota! Muy interesante el punto de vista, y muy importante. Deseo compartirlo para que llegue a muchos!! Necesitamos ser cada día más conscientes de ello!!
En todos los hábitos, desde que uno abre un grifo para cepillarse los dientes hasta la compra de alimentos.
Cristina
01/11/2019 at 22:05Dónde podría comprar el libro sobre el reto??
ebym
14/11/2019 at 09:43hola! no existe libro del reto, escribí sobre él en el blog